El desarrollo armónico y adecuado de todas las funciones del cuerpo humano es el mejor seguro de longevidad y salud que se pueda tener. La función celular normal se pierde durante las enfermedades, los estados de malnutrición, factores genéticos, etc.
Una alimentación adecuada y el mantenimiento de una actividad intelectual y espiritual permanente puede impedir la decadencia senil. Pero también la actividad física es importante, ya que el deporte es un medio que ayuda a encontrar y guardar un equilibrio, como un factor de expresión de la personalidad, atendiendo en definitiva a la armonía del ser humano.
La jubilación prematura, que supone no sólo una jubilación del trabajo, sino también una jubilación de las actividades consideradas "normales" entre las personas adultas, ocasiona a la larga, un prematuro envejecimiento cerebral y consecuentemente, en la mayoría de los casos, una jubilación de la actividad mental.
Como el resto del cuerpo, el cerebro no puede funcionar sin energía. La habilidad de concentrarte con atención surge de un flujo de energía adecuada y regular, por ejemplo, en forma de glucosa en la sangre hacia el cerebro.
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