lunes, 18 de marzo de 2013

Realidad sobre las propiedades del caracol



Debido a la gran proliferación en el mercado de ciertos productos, supuestamente a base de baba de caracol, que lo comparten con otros que sí están avalados científicamente, se está creando en el consumidor una gran confusión y, desde luego, un desconcierto entre los profesionales de la salud.

Pero, ¿cuáles son las propiedades saludables reales del caracol y en qué productos podemos encontrarlas?

Para empezar, hay que diferenciar entre la baba y la secreción del caracol. La baba, es el fluido que utiliza el caracol para desplazarse y que carece de cualquier propiedad saludable para nuestro organismo; mientras que la secreción de caracol es la sustancia que, parece ser, puede ayudar a retardar el envejecimiento cutáneo y reparar nuestra piel, entre otras propiedades. Este animal produce esta secreción únicamente como mecanismo de defensa frente a distintas agresiones medioambientales.

Por eso no todas las cremas a base de caracol son iguales. Para que posean las propiedades regeneradoras y antioxidantes que se les atribuyen, deben ser elaboradas con la secreción obtenida del caracol ante determinados estímulos externos: radiaciones o estrés mecánico, y no con la baba que el caracol desprende en su desplazamiento. Y lo más importante, debe estar avalada por un estudio científico riguroso que respalde las propiedades que ofrece.

El Crymptophalus Aspersa es un caracol de la familia Helicidae que produce una secreción rica en proteínas de alto y bajo peso molecular, ácido hialurónico y antioxidantes. Su secreción se extrae mediante un cuidadoso proceso que permite obtener un fluido puro, libre de contaminantes, biológicamente activo y que permite preservar la vida del animal.
Está demostrado que esa baba produce una disminución gradual del porcentaje de pacientes con arrugas finas (26,7%) y gruesas (45,5%), así como que mejora considerablemente el aspecto fotoenvejecido y que ayuda a hidratar la piel.

¿Disminuyen las arrugas gruesas y finas?

En palabras de la doctora María José Tribó-Boixareu, dermatóloga del Hospital del Mar de Barcelona, "la secreción del caracol ejerce una doble función. Por una parte, estimula la formación del colágeno, elastina y del componente dérmico que reparan los signos del fotoenvejecimiento y, por otra parte, minimiza el daño generado por los radicales libres, responsables del envejecimiento prematuro de la piel".
Según un estudio elaborado para un laboratorio que comercializa un producto con secreción de caracol, casi la mitad de los pacientes vieron disminuir sus arrugas gruesas y tres de cada diez las arrugas finas. "Reduce el surco de las arrugas profundas y mejora el aspecto de la piel", añade la especialista.
Sin embargo, estas propiedades deben haber sido demostradas científicamente en cada producto y esto no sucede en todos ellos, advierten los dermatólogos y farmacéuticos españoles.

Antes de adquirir un producto con secreción de caracol, lo primero es "consultar con el dermatólogo o con el farmacéutico porque son ellos los profesionales que pueden asesorarnos sobre el aval científico que respalda un producto concreto". Además, "en el mismo producto podemos ver quién lo fabrica y acceder a teléfonos y direcciones de contacto". En ese sentido, "existen muchos productos milagro que dan una dirección norteamericana inexistente", advierte la especialista.

Los resultados de los productos constatados cientificamente, se aprecian en el primer mes de tratamiento, aunque se recomienda un tratamiento no inferior a 90 días para lograr una notable mejoría del aspecto y estado de la piel.

Lo cierto es que, como casi todo, el descubrimiento de las propiedades del caracol (Cryptomphalus Aspersa) fue por casualidad. En 1965 el doctor Abad Iglesias, oncólogo del hospital Gregorio Marañón de Madrid, al someterlo a las radiaciones de rayos X y gamma, descubrió que no sólo retraía las antenas, sino que segregaba una sustancia especial completamente distinta a la que utilizaba para desplazarse. Y no sólo eso, al mantener las radiaciones sobre el caracol, se producían pequeñas lesiones en la piel que el bicho curaba con una increíble rapidez.

Al parecer la "cryptosina", que así se llama la auténtica baba de caracol, seguirá dando que hablar durante mucho tiempo.

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